ÉRASE UNA VEZ UN ROBO
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¡Nos han robado! Irene, ¡nos han robado!
Eso fue lo primero que oí al
descolgar el teléfono, a mi madre gritándome como si no hubiera mañana. Lo
primero que hice, asustada, fue preguntarle si se encontraba bien y que era lo
que nos habían robado.
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¡Mi cuadro!, ¡mi precioso cuadro!
Al escuchar las palabras de mi
madre pude entender el nerviosismo en el que se sumía. Ese cuadro había
pertenecido a mi familia durante generaciones, aparte del valor sentimental que
tenía, su valor económico era incalculable debido a la cantidad de años que
llevaba en nuestra familia.
Lo primero que hice fue ir
corriendo hasta casa, donde me encontré a mi madre ya tranquilizada pensando en
una solución. Llamamos a la policía y lo único que nos dijeron fue que
esperáramos, que vendrían a tomar los datos y empezarían con la investigación.
Fueron pasando los días y las
semanas, pero la policía no averiguaba nada del robo, y la situación en mi casa
era insostenible, así que decidimos contratar al señor Stevenson, el detective
de la familia, para que encontrara nuestro cuadro.
Tras unas semanas en vilo,
recibimos una carta sin remitente. En ella el señor Stevenson, nos decía que
deberíamos citarnos con un hombre, un contacto suyo, el día 20 de Marzo a una
hora exacta en la estación de Recoletos donde nos daría información sobre el
paradero de nuestra obra de arte. El señor Stevenson nos decía que no podía darnos ni el alias de su hombre, ni la hora, ya que deberíamos descubrirlo con una serie de pistas que nos
daría un museo, museo que ni si quiera sabíamos cual era.
La expectación era máxima, y el
enigma se abrió ante mis ojos. Aparte del misterio de la búsqueda, ¡alguien les estaba pisando los talones, alguien
no quería que recuperáramos el cuadro! Por eso tanto misterio... ¿Quién podría
querer dicha cosa? Aunque preocupada, y con el tema aún en la cabeza, me limité
a seguir las pautas que me expuso el señor Stevenson en la carta, pero explicarlas sería algo
lioso, así que os las leeré directamente:
Primero:
Sal del colegio Salesianos de Atocha y por la calle la cual lleva el
mismo nombre, camina hasta la ciudad de las Fallas.
Antes de llegar al lugar donde la circulación es giratoria, tuerce a la
izquierda por la calle donde es posible navegar con Alonso. Cuando llegues a la
calle que lleva el nombre de uno de los hombres que dio la primera vuelta al mundo, gira a la
derecha hasta una calle por la que circulan muchos coches. Justo en esa
esquina, se encuentra el alias oculto de mi contacto, en el rótulo de un
bar-cafetería que podrás averiguar con Street View.
El
nombre de mi contacto ya debes saberlo, ahora deberás descubrir a qué hora será
el encuentro, y esa pista solo puede dártela el museo.
Segundo:
Gira por la calle por la cual circulan muchos coches y tiene nombre de
diplomáticos, camina por esa misma dejando atrás el metro hasta llegar a una
gran glorieta, de la cual coges la segunda salida por la izquierda que
conduce a una calle que lleva el nombre del museo al que te guío. Si sigues por
esa calle llegarás a otra calle perpendicular que lleva el nombre de un arroz que
posee tres de ellas y deberás girar a la derecha, así llegarás al museo.
Tercero:
Si has descubierto ya cual es el museo búscalo en google y entra en su
página web oficial. Curiosea por la web y busca la pestaña que pone Exposiciones,
y marca aquellas que están constantemente en el museo. Te saldrán cinco más, de
las cinco, la incógnita está escondida en la única pestaña que puede darte una
hora. Mi última pista será, que mi contacto es una persona mayor y la mayoría
de sus fotos son en blanco y
negro.
Y así acaba la carta del
detective, sabiendo ya la hora y el nombre de la persona que tenía que buscar
en la estación, me dirigí a ella con la intención de recuperar el preciado
cuadro de mi familia, pero iba con la sensación de que alguien me seguía, pero
en Madrid siempre tienes esa sensación, ¿o quizás no?
Continuará.